Capital natural como vector para la innovación

Capital natural como vector para la innovación

Eduardo de Miguel, director de la Fundación Global Nature, fue el responsable de abrir la sesión dedicada al «Capital natural como vector para la innovación», con una introducción en la que resaltó que, «en una economía sostenible, los procesos de innovación son críticos para lograr alcanzar los objetivos del Horizonte 2020, pero deben ser horizontales e incorporar todos los sectores».

Alicia Valero, directora del área de Ecología Industrial del Centro de Recursos y Consumos Energéticos (Circe), dedicó su ponencia a explicar el papel que juega el capital mineral en la innovación.A continuación, dio la palabra a Alicia Valero, directora del área de Ecología Industrial del Centro de Recursos y Consumos Energéticos (Circe), quien dedicó su ponencia a explicar el papel que juega el capital mineral en la innovación. Así, apuntó que la incorporación del capital mineral en las cuentas es fundamental para el desarrollo de empresas, así como orientar la innovación.

Por otro lado, recordó que la cantidad de materiales minerales extraídos ha sufrido un aumento exponencial en los últimos años, sin embargo, su concentración ha disminuido exponencialmente, mientras que la energía necesaria para extraerlo es cada vez mayor. A pesar de ello, «muchos de los elementos más críticos no se reciclan y acaban en vertederos», advirtió Valero.

Otro hecho sobre el que llamó la atención la experta del Circe es que cada vez con mayor frecuencia se utilizan más elementos químicos «que incorporan nuevas propiedades a los productos manufacturados, muchos de ellos fundamentales para la economía verde como coches eléctricos, bombillas de bajo consumo o tecnología de la comunicación», expuso como ejemplos.

Adicionalmente, explicó que valorar el capital mineral mediante unidades de masa tiene desventajas que pueden ser solventadas utilizando la rareza termodinámica como alternativa, puesto que este método incluye el coste energético de reposición, pero también el coste real.

La aplicación de la valoración del capital mineral en Colombia muestra que el país latinoamericano está perdiendo gran cantidad de su patrimonio.

En el caso de Europa, Valero resaltó que «es necesario poner énfasis en la calidad y no solo en la cantidad de recursos minerales extraídos, lo que permitiría generar una legislación más adecuada». Esto sería posible si se incorpora o precisa en normativas como la de reciclaje de residuos la necesidad de recuperar los elementos con mayor rareza termodinámica o si se aplica la información sobre esta materia en el ecodiseño mediante la promoción de la creación de productos de consumo con menor valor, avanzó la responsable del Circe.

Luis Jiménez Herrero, profesor honorífico de la UCM, presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades (ASYPS), centró su exposición en la «Economía, sostenibilidad y capital natural. Innovación y soluciones basadas en la naturaleza». Por su parte, Luis Jiménez Herrero, profesor honorífico de la UCM, presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades (ASYPS) y exdirector del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), centró su exposición en la «Economía, sostenibilidad y capital natural. Innovación y soluciones basadas en la naturaleza», durante la que recordó que «el ser humano vive en un planeta cada vez más poblado, con un creciente uso de recursos que está provocando diversos procesos negativos como la contaminación, la extinción de especies y el cambio climático». «Cada vez más evidencias indican que la humanidad sobrepasa todos los límites de sostenibilidad del planeta», hizo hincapié.

El mundo se encuentra en un momento de cambio de era y se dirige hacia la sostenibilidad global, apuntó Jiménez Herrero, quien incidió en que la mayor parte del capital natural no puede ser sustituido por el capital artificial, hecho por el ser humano, puesto que hay límites en la destrucción de los ecosistemas que son difíciles de recuperar. «Por ello, es necesario valorar adecuadamente el capital natural y desarrollar herramientas para compensar esas pérdidas de biodiversidad».

Algunos ejemplos de estas herramientas compensatorias enumerados por el presidente de ASYPS fueron los pagos por servicios ambientales (PSA), los impuestos ambientales, los acuerdos de custodia del territorio, el trueque de deuda por naturaleza (swaps) o los bancos de hábitat/de ecosistemas/de conservación de la naturaleza, etc.

En opinión Jiménez Herrero, estas herramientas diseñadas para impulsar la conservación del medio natural permitirán vertebrar el patrimonio global, natural, cultural y paisajístico, «por lo que la innovación está muy relacionada con el desarrollo rural sostenido, su financiación, etc.», subrayó.

Asimismo, defendió que el futuro de la innovación en  los sectores relacionados con el medioambiente pasa por «incorporar la economía verde en las pymes, generar empleo y economía en los sectores relacionados con el capital natural, desarrollar infraestructuras verdes basadas en la naturaleza que incrementen la  resiliencia urbana y aprovechar las dotaciones económicas procedentes de fondos europeos como el FEDER a través de la orientación de las prioridades de inversión hacia una sostenibilidad fuerte».

Estos esfuerzos, «no solo deben maximizar el bienestar presente, sino incorporar nuevos principios económicos como la equidad intra e intergeneracional, así como nuevos principios éticos», concluyó el presidente de ASYPS.

En su tiempo ante el auditorio congregado en la primera sesión del segundo día de Natural Capital Summit, Manuel Laínez, director del Instituto Nacional de Investigación Agraria y Tecnología Agroalimentaria (INIA) del Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco), realizó un detallado repaso sobre la Estrategia Española de Bioeconomía.

Tal y como explicó, esta estrategia nació como un avance en la transición hacia la economía circular, propuesta por la Comisión Europea a finales de 2015, en la que la bioeconomía se identifica como un reto social de gran importancia. En una sociedad cada vez mayor y más urbanizada, con riesgos de cambio climático (adaptación y mitigación) se deben gestionar los recursos de forma sostenible (tierra agua, etc.), mejorar la competitividad, así como generar nuevos empleos y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Además, recordó que, la materia orgánica se ha utilizado tradicionalmente para conseguir alimentos, «pero en los últimos tiempos también se utiliza para producir bioplásticos, productos químicos, energía y calor». En este sentido, apuntó que en la actualidad se generan 180 millones de toneladas de residuos de materia orgánica procedentes de diferentes sectores: agricultura, ganadería, residuos sólidos urbanos o depuradoras. Y subrayó que «la importancia de los residuos y subproductos de materia orgánica es cada vez mayor, ya que son desaprovechados  en su mayoría (incineración o vertederos). Por ello, es necesario maximizar el uso del carbono en el flujo de bienes y materiales».

, Manuel Laínez, director del Instituto Nacional de Investigación Agraria y Tecnología Agroalimentaria (INIA), realizó un detallado repaso sobre la Estrategia Española de Bioeconomía. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se espera un crecimiento en aquellos países que enfoquen su conocimiento en la biotecnología, avanzó Manuel Laínez. Sin embargo, este marco depende del análisis del riesgo real y la percepción social en este ámbito, aspectos que se han trabajado en la Estrategia Española de Bioeconomía, aclaró. «Por ello, se ha tenido en cuenta la valoración negativa de la bioeconomía en la sociedad en ámbitos como los organismos modificados genéticamente, el rechazo a utilizar residuos de materia orgánica para generar biocombustibles y la confrontación entre el uso de los recursos y el riesgo de hacerlo de forma insostenible», detalló.

Por último, realizó un llamamiento al apoyo del desarrollo de la Estrategia Española de Bioeconomía por parte de los grupos de investigación, a su aplicación por parte del sector empresarial y a la participación de la sociedad en este cometido. En su opinión, la involucración de todas las partes interesadas «tendrá beneficios en relación con la mitigación cambio climático, la generación de nuevas actividades y empleo, así como la mejora en la eficiencia en el uso de recursos al recuperar la biomasa», entre otros.

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