La lógica empresarial del capital natural

La lógica empresarial del capital natural

Gemma Cranston, Senior Programme Manager en el Instituto para el Liderazgo en Sostenibilidad de Cambridge (CISL, por su acrónimo en inglés), firma este artículo traducido por Mercados de Medio Ambiente como parte de la serie sobre capital natural que la Natural Capital Coalition ha iniciado con la colaboración del Huffinton Post.

 

La mayor lección aprendida ha sido la necesidad de las empresas de identificar objetivos precisos antes de llevar a cabo una evaluación del capital natural. Sin definir la relevancia empresarial de abordar los impactos o dependencias sobre el capital natural, es difícil que una evaluación tenga un impacto real en una compañía.Bajo el título Making Business Sense of Natural Capital (La lógica empresarial del capital natural), la doctora Cranston destaca que, «en ciertas empresas, organismos conservacionistas y círculos políticos existe una gran discusión en torno a los argumentos empresariales para invertir en capital natural, a la vez que una gran incertidumbre. ¿Podemos medir realmente el retorno de la inversión en la naturaleza? ¿Podemos medir los resultados? ¿Estamos hablando todos de lo mismo?», se pregunta.

Cada vez más empresas están empezando a darse cuenta de que valorar adecuadamente los recursos naturales de los que dependen a través de la integración del capital natural en sus procesos de decisión junto a otras formas de capital es una decisión tomada en su propio interés. «Pude experimentar precisamente esto mientras lideraba el programa de pruebas del Protocolo del Capital Natural en representación de la Natural Capital Coalition. Me resultó realmente alentador conocer cuántas empresas están interesadas en el tema del capital natural y dispuestas a probar la versión preliminar del Protocolo», reconoce Gemma.

La ejecución del programa piloto no fue una tarea fácil. Con más de 50 empresas de cinco continentes, representantes de 20 sectores de actividad, había una gran variedad de desafíos que las compañías querían explorar. En las pruebas piloto participaron firmas tan conocidas como Nestlé, Hugo Boss y Coca Cola. Cada una de ellas tenía su propio concepto acerca de lo que significa el capital natural para sus respectivos negocios y cuál es la mejor manera de enfocarlo. Esto dio lugar a una enorme variedad de estudios con enfoques diferentes —desde empresas que en realidad solo querían realizar una toma de contacto hasta otras muy avanzadas en su enfoque del capital natural que querían ir más allá y aplicar sus resultados en el negocio.

No todas las empresas que participaron en la etapa piloto están dispuestas a revelar sus nombres, pero estas fueron precisamente las que asumieron el desafío de superarse y, simplemente, no están preparadas aún para compartir sus hallazgos con el mundo exterior. Las aplaudo por realizar la prueba y no tener miedo a lo que el análisis pudiera revelar. Ahora, las aliento a que den los próximos pasos y comiencen a realizar acciones en las áreas críticas que han descubierto de manera que estén en situación de compartir sus historias positivas y de empezar a escalar sus éxitos. Observaciones, comentarios y reacciones recabadas directamente de las empresas que sí están dispuestas a revelar sus nombres forman parte del último informe realizado por la Coalición, elaborado por el CISL: Business Insights (Observaciones de las empresas), lanzado recientemente.

El día antes del lanzamiento del Protocolo, las empresas que formaron parte de la fase piloto se reunieron en un evento dirigido por el CISL para compartir sus aprendizajes y experiencias al aplicar el Protocolo en sus diferentes contextos. El murmullo en la habitación era increíble, las empresas compartieron sus reflexiones e ideas tras la realización de las pruebas piloto con entusiasmo y con ganas de aprender de los demás. Fue muy interesante ver a compañías totalmente distintas retándose unas a otras respecto a su enfoque del capital natural. Nunca pensaría que las perspectivas de Dow Chemical, LVMH, The Crown State y Thames Water tienen mucho en común y quieren compartirlo.

La mayor lección aprendida ha sido la necesidad de las empresas de identificar objetivos precisos antes de llevar a cabo una evaluación del capital natural. Sin definir la relevancia empresarial de abordar los impactos o dependencias sobre el capital natural es difícil que una evaluación tenga un impacto real en una compañía.

La ambición de utilizar el Protocolo para informar a las decisiones es un excelente punto de partida. Para mí, el siguiente paso consiste en revisar los resultados de la aplicación del Protocolo; estos resultados deben reflejar tanto los impactos sobre los negocios como los efectos en el medioambiente. Por desgracia, algunos de los probadores piloto aún no han sido capaces de avanzar lo suficiente como para demostrarlos plenamente. Este es un tema que también está trabajando la plataforma del CISL y se recoge en el reciente informe Operationalising Natural Capital (Haciendo operativo el capital natural).

La fase piloto del Protocolo no fue diseñada para evaluar los resultados o impactos, sino que se centró en probar el contenido del Protocolo para asegurarse de que era apto para el propósito para el que fue concebido. Por lo tanto, no es sorprendente que las empresas de la fase piloto aún no estén mostrando sus objetivos plenamente. Un siguiente paso incluye el Programa de Aplicación del Protocolo, a cuyo frente estará el CISL en representación de Natural Capital Coalition. Vamos a desarrollar un proceso empresarial participativo y a explorar los impactos y los resultados derivados del uso del Protocolo por parte de las compañías.

Aún queda mucho camino por recorrer para hacer práctica la evaluación de capital natural para las empresas y para que el resultado sea un cambio significativo para el medioambiente. Tenemos que articular la «lógica empresarial» para la inversión en capital natural —capital financiero— en las medidas dirigidas a proteger el medioambiente.

Estoy deseando que llegue la siguiente fase de trabajo; mi ambición personal es llevar a las empresas un paso más allá para que logren una mayor claridad, discusión y acción en la inversión en capital natural —un buen resultado tanto para los negocios como para el medioambiente—.

Fuente: Huffinton Post, Mercados de Medio Ambiente.

 

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